sábado, 29 de octubre de 2016

VENEZUELA

¡Que Maduro arme al pueblo para expropiar a los saboteadores de la economía del país, agentes del imperialismo que están matando a la población de hambre!
¡Ninguna confianza en el ejército y en la justicia burguesa!


Declaración del Comité de Vinculación por la IV Internacional

Venezuela está sufriendo un Golpe de Estado. La derecha burguesa, agente del imperialismo, provoca el desabastecimiento de artículos alimenticios elementales, sabotea la economía del país para desestabilizar al gobierno, controla el parlamento e intenta derribar a Maduro por todos los medios.

Por detrás de la crisis económica por que pasa el país está una amplia política de sabotaje económico y político impuesta por el imperialismo en Venezuela. El principal producto da Venezuela es el petróleo. El precio internacional del barril de petróleo fue derribado de 115 para 30 dólares. Ese dumping fue una medida deliberada de guerra comercial de los EUA y aliados contra Rusia, Venezuela, Bolivia e Irán. Estos últimos son Petro-Estados que se asocian para resistir a ofensiva imperialista.


Venezuela atraviesa una escasez de todos de los productos que cambia por petróleo. Los EUA acordó con a Arabia Saudita y sus satélites (Emiratos Árabes, Kuwait, Catar) una ampliación de la producciónde petróleo mundial y principalmente estadounidense, sobre la base del petróleo esquisto con rendimientos altos pero volátiles y inmensamente mas destructivos de la naturaleza.

Venezuela, Rusia y Bolivia son Estados burgueses que viven sobretodo de la renta de la venta de hidrocarburos (petróleo, gas y derivados). Sus intereses chocan con las ambiciones monopolistas del imperialismo y sus corporaciones como las 4 hermanas (Crevron, Mobil, Shell, BP), grandes compañías que controlan grande parte do petróleo mundial. De ese modo se encuentran en una condición de dualidad, ora como socios minoritarios de la explotación de sus recursos energéticos y de la fuerza de trabajo del proletariado para abastecer de petróleo y gas para a las grandes potencias, ora como adversarios de las mismas. Así se creó un nuevo nacionalismo populista y de retórica antiimperialista, con políticas estetizantes en relación con las compañías petrolíferas.

Combinadas a esas razones estructurales, o chavismo fue à la izquierda por una cuestión de sobrevivencia política, obligado a adoptar una línea de mayor fricción con el imperialismo después de haber sido víctima de un Golpe de Estado en 2002. El golpe da aquella época fracaso por la entrada en escena de las masas y porque los golpistas fueron por demás entreguistas luego de las primeras medidas anunciadas, entrando en conflicto con sectores da burocracia petro estatal y militar que se oponían a la desvalorización del petróleo y la liquidación de PDVSA.

Todavía, en estos 14 años de gobierno el chavismo se mostró incapaz de llevar la lucha antiimperialista hasta las últimas consecuencias, o sea , la expropiación por lo menos del empresariado mafioso y saboteador de la economía nacional, agente del imperialismo, apoyándose más en la burocracia estatal judicial-militar que en las masas. Lo que no avanza, retrocede. Esa estrategia institucional permitió el fortalecimiento de los agentes del imperialismo en el país, particularmente en el Congreso. No por casualidad, esa incapacidad genética de los gobiernos de la izquierda burguesa los condujo a un callejón sin salida en Argentina, Brasil, Venezuela.

A su vez el golpe en Venezuela redoblar la presión sobre Nicaragua, Ecuador y Bolivia. El golpe en Venezuela se une al golpe en Brasil y a la elección de Macri en Argentina, en donde el imperialismo busca “recuperar terreno” que en cierta medida había perdido tras la crisis del 2008 que posibilitó que los gobiernos nacional-populistas de Latinoamérica se acercaran a Rusia y China.

El encuentro de Maduro con la oposición y el Vaticano muestra la tendencia del propio Maduro a conciliar con la oposición burguesa y pro imperialista. Las limitaciones del nacional-populismo que se muestran en que no golpean a la propiedad capitalista y se niegan a armar a las masas trabajadoras, lo convierte en rehén de la preservación de la orden capitalista y de la dependencia al imperialismo contra sí mismo. Es lo que hace a las direcciones burguesas nacional-populistas incapaces de afrontar en forma decisiva a la ofensiva imperialista.

No puede haber ninguna confianza política en Maduro y su estrategia, socialista en palabras y por la ilusión de convivencia pacífica con los golpistas en los hechos. Menos aún se puede iludirse con los jefes de las fuerzas armadas burguesas y los jueces capitalistas que más temprano y seguramente traicionaran la lucha antiimperialista. ¡Ninguna confianza en el Vaticano y sus mediaciones! Solo la independencia de clase del proletariado, como dirección del conjunto de las masas explotadas y oprimidas, en una clara lucha por el socialismo podrá ser garantía de enfrentar con éxito al imperialismo.

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